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1.200 AÑOS DE LENGUA ALEMANA
¿Qué hace hombre al hombre? Su lenguaje. La comunidad entre los seres humanos sólo es posible gracias al trato recíproco a través del habla. El lenguaje es en primer término un fenómeno social. En cuanto ser comunitario, el hombre está en dependencia directa de su medio de comunicación: el lenguaje.

Las lenguas perteneces a “familias”. El alemán es una rama de la familia lingüística germánica, lo mismo que el inglés, el holandés y las lenguas nórdicas, esto es, el danés, el sueco, el noruego y el islandés. La comunidad lingüística permanece vinculada a esta condición.

La palabra hablada se desvanece en el momento de ser expresada. Los pueblos culturales se han creado mediante la escritura un medio óptico de conservación. Para el alemán existen fuentes escritas desde hace más de mil años.

En el 2003 se celebra el 1205 aniversario de la Dieta imperial celebrada en Ingelheim, en cuyas actas se habla por primera vez de la “lengua theodísca”. Lenguas emparentadas con el alemán existían ya desde una época muy remota, de manera que pueden deducirse diversas etapas de desarrollo cotejando sus formas no atestiguadas por escrito.

¿Qué sabemos sobre la historia de la lengua alemana? En la época carente aún de escritura y anterior a la organización estatal se halla en el centro la agrupación tribal. Primero aparecen a la luz histórica tribus con lengua germánicas meridionales: alamanes, bávaros y francos. Les sigue separados de ellos por la característica lingüística de la no-participación en la llamada mutación fonológica. Los pueblos germánicos del Mar del Norte: anglos, sajones y frisones. Las lenguas de las diversas tribus o pueblos, de cuño campesino, desembocan, en el curso de un proceso histórico - fomentado por los soberanos y por la iglesia romana-de asimilación por la lengua popular de los testimonios del Cristianismo, en una etapa previa de la lengua alemana de cultura: el alto alemán antiguo (Althochdeutsch).

Como tal son considerados los dialectos escritos estandarizados y documentados entre aproximadamente los años 750 y 1.100. A ellos se unen los del alto alemán medio (Mittelhochdeutsch) hasta más o menos el año 1350. Los textos han abandonado ya el carácter puramente local o étnico a favor de una norma escrita literaria de vigencia supra-regional, exceptuando el bajo alemán (Niederdeutsch), que luego se convirtió en la base del neerlandés.  La primera “unidad lingüística” que es posible comprobar en la época de la literatura cortesana (hacia 1180-1250) se desmorona luego junto con la pérdida de la unidad imperial y el retorno al feudalismo. Sigue hasta 1650 aproximadamente, el neoaltoalemán (Frühneuhochdeutsch) y más tarde el neoaltoalemán, que se prolonga hasta la actualidad.

 La tendencia hacia la unificación se vio robustecida desde mediados del siglo XV por la invención de la imprenta; las más importantes lenguas de los impresores-lipsianos, vieneses, augsburguenses, gente de Francfort y de Colonia-fueron abandonando paulatinamente sus propias tradiciones. Lutero había impuesto el “alemán de Meissen, Dresde y la Alta Sajonia” por encima de las demás convenciones lingüísticas escritas.

Ello no llevó aún a la unidad de la lengua escrita, pero le allanó el camino. La unidad sería consecuencia de la gran literatura clásica a finales del siglo XVIII.

¿Dónde nos encontramos hoy? Desde 1945, todas las capas sociales participan en la tarea de configuración del lenguaje. Ello se evidencia por ejemplo en la amplia equiparación de la lengua escrita y la lengua coloquial, así como en la preferencia que se otorga a un vocabulario cotidiano, incluso en los textos literarios.

El moderno desarrollo de la ciencia y la técnica obliga a la asimilación de nuevos vocablos. Términos técnicos, generalmente provenientes del anglo-norteamericano, así como sus enlaces, que acarrean no pocas dificultades de comprensión, penetran de manera creciente en el lenguaje escrito. Organizaciones difusas, instituciones de la

“comunicación pública”, llamados “medios de comunicación”, ejercen cada vez mayor influencia sobre los usos lingüísticos.

Algunos historiadores del lenguaje muy dignos de ser tenidos en consideración nuestros antepasados se ausentaron de Alemania en 1763, por ello es que

Hablamos (además del dialecto de cada aldea y región) un alemán muy antiguo, que recién comienza a encontrar su amalgamación en 1880, con la publicación del primer diccionario, el famoso” Duden”.

 

Historia

 

Los dialectos alemanes tienen su origen en los de las tribus germanas occidentales, francos, sajones, turingios, alamánicos, suabos y bávaros, quienes se asentaron en la zona que corresponde aproximadamente al actual oeste de Alemania, Austria y la Suiza germano hablante. Desde el tiempo de Carlomagno hasta el siglo XVIII una emigración colonial llevó esos dialectos hacia el este, sobre todo a Bohemia, Eslovaquia, Alta Sajonia, Silesia, Brandenburgo, Pomerania, Lituania, Letonia, y Estonia, incluso creando enclaves en el Volga y Rumania. Tras los reasentamientos producidos al acabar la Segunda Guerra Mundial, la expansión hacia el este se detuvo y exceptuando algunos enclaves aislados y regiones fronterizas, la frontera germano/eslava-húngara ha configurado los límites estatales de Alemania y Austria.

El alto alemán está documentado primero en las inscripciones rúnicas y glosas, y luego en textos religiosos, fase a la que podríamos denominar antiguo alto alemán (hasta c. 1100), seguida por el medio alto alemán (hasta 1400 o 1500),

El período de la poesía cortesana y épica, luego el nuevo alto alemán Temprano (hasta c. 1650) que puso los fundamentos del nuevo alto alemán (desde c.1650). Para el bajo alemán se puede distinguir entre el antiguo bajo alemán o antiguo sajón (hasta c. 1100), medio bajo alemán (hasta 1400 o 1500) y posteriormente el nuevo bajo alemán.

El alemán normativo moderno evolucionó a partir del lenguaje de la cancillería de la corte de Sajonia y del dialecto central oriental de la zona de Dresde y con gran participación del dialecto que se habla en la Argentina. En el curso de los siglos XVII y XVII esta lengua escrita ganó aceptación gradual por toda la zona germano hablante, en parte a causa del poder económico de Sajonia y la posición del dialecto, intermedio entre el alto y bajo alemán y por lo tanto más ampliamente comprensible, y en parte porque fue la lengua que Lutero usara en la Reforma.

El desarrollo resumido de todo este proceso puede ser esquematizado así: Antiguo alto alemán, desde la conclusión del segundo desplazamiento fonético en adelante. * Medio alto alemán, desde 1100 a 1350. * Es el rico período de la épica cortesana dominado por Wolfram von Eschenbach, el autor de Parzival, Gottfried von Strassburg, cuya espléndida versión del Tristán e Isolda procede de 1210. El medio alto alemán produjo también la gran épica germánica de los Nibelungos, la fuente de donde Richard Wagner creó el Anillo de los Nibelungos. Nuevo alto alemán, cuyo primer período va desde 1350 al 1660, culminando en la Reforma y la traducción de la Biblia que hizo Martín Lutero;

El segundo período es desde el siglo XVII en adelante.

 

 

De donde provienen los dialectos

 

Utilizando como criterio la segunda mutación consonántica, los dialectos alemanes se dividen tradicionalmente en los siguientes tipos: septentrional o bajo alemán, meridional o alto alemán y alemán central. El primero se habla en el norte de Alemania, el segundo en el centro y el sur. Los términos “bajo” y “alto” son reflejo de la topografía predominante de estas zonas, la llana planicie del norte de Alemania en contraste con las altas tierras del sur. Estas tres divisiones principales tienen una amplia correlación con las realizaciones distintivas del sufijo diminutivo-chen o

-lein, aunque no es inusual la subdivisión de estos grupos dialécticos a partir de una gran diversidad de criterios.

El rasgo distintivo más acusado entre los diversos dialectos, corresponde a la incidencia de la segunda mutación consonántica. En términos generales, esta mutación supone, en los dialectos del alto alemán, el cambio de las consonantes plosivas germánicas (p, t, k) por la (originariamente dobles) fricativas (ff.ss.xx) en posición post vocálica media y final y por las africadas homorgánicas (pf, ts, kx) en posición inicial, tras líquidas y nasales y en geminación. El bajo alemán no presenta rasgo alguno de este cambio (excepto en el caso de los,

Prestamos de origen alemán central y alto alemán) y básicamente conserva el sistema consonántico del germánico occidental. El alemán central puede considerarse como incluido en un estadio intermedio en el que algunas consonantes, pero no todas, han experimentado este cambio.

El alto alemán está integrado por:

El alamán o alamánico (llamado suabo-schwäbisch) en el noreste de la región), que se habla en las regiones meridionales de Baden-Württemberg y Alsacia, en el suroeste de Baviera y en las zonas germanófonas de Suiza que incluyen las ciudades de Basilea, Zurich y Berna; el bávaro, que se habla en las regiones bávaras de Alemania suroriental, al este del río Lech, y al sur de Nas ciudades de Innsbruck, Viena y Graz:

el fráncico en sus dialectos, francico meridional, que se habla entre Karlsruhe y Heilbronn, y el dialecto fráncico oriental, que se habla en las proximidades de Nuremberg, Wurzburgo, Bamberg y Fulda; también es parte del alemán superior el

longobardo, que se habla en el norte de Italia, en su día ocupada por la tribu germánica longobarda, lo que únicamente queda registrado en una serie de topónimos. Este dialecto ofrece un enorme interés por ser el primer dialecto germánico documentado,( segunda mitad del siglo VII), aunque la mayoría los dialectos del alemán están documentados entre los siglos VIII y X. El alemán central con: el franconio del Rin,

que se habla en el Palatinado y Hesse, con las ciudades de Maguncia, Heidelberg, Frankfurt del Main y Marburgo; el franconio del Mosel, que se habla a las dos orillas

del río, cuyo centro es la ciudad de Treveris; el ripuarino que se habla entre Aquisgrán y Colonia;  el turingio, que se habla en lops alrededores de Weimar, Jena y Erfurt; el alto sajón, que se habla en Sajonia, con las ciudades de Dresde y Leipzig; y por último el silesio que se habla en la Alta y Baja Silesia, al noroeste y sureste de Wroclaw (antes llamada Breslau, hoy Polonia).

Texto proporcionado por la Sra. Margarita Becker.

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